Mary

Soy una hija de Dios, psicologa supongo, pero guida por las pautas divinas de la creación. Solo quiero registrar el proceso, las curvas, el pulso de lo que va creciendo dentro de mi, y lo que va de-creciendo. Porque al final llegaré a una gran conclusión, pero no tendrá valor si olvido el camino recorrido, las piedras, los puentes, los amigos...el proceso. Todo comenzó...cuando nací de nuevo:

jueves, noviembre 04, 2010

Fin

Hace años que no escribo, gracias a una amiga bloggera retomo el hilo. Y para retomarlo vuelvo a leer desde el comienzo y uff, si, esa fui yo, esa soy, desde que nací hace ya 7 años. Cuantas vivencias, dolores y enseñanzas en todo este tiempo.
Quiero despedirme.
Recuerdo bien qué me embargaba en los ultimos post; hubo un quiebre y el vacío de escritos refleja muy bien mi propio vacío interior, mientras estuve fuera. Mis peores pesadillas se hicieron realidad durante ese período. Vi sangre. Aún guardo un pequeño, pero notorio recuerdo que alguien dejó en mi antebrazo. Para que nunca se me olvide la misericordia de Dios, ni el misterio de sus caminos, ni la fidelidad de sus promesas. El recuerdo es tan firme que no sale ni con estracto de baba de caracol.
Leo y quiero despedirme, pues estoy justo a un mes de entrar a una etapa distinta, a un mundo nuevo diría yo, y no quiero fantasmas.
Reconozco que estoy inquieta, demasiado y no por hechos concretos, es esa inquietud etérea que involucra TODOS los hechos de la humanidad. Pero principalmente inquieta por la iglesia, la violencia en su interior, el error, los abusos, el sinsentido, el ser o no ser, qué ser, mejor no ser y al final, nada, solo ansiedad. Y bueno, creo que esta inquietud estuvo y estará siempre presente.

No se, qué dificil debe ser casarse con una psicóloga; y mujer y cristiana más encima. Cosa más compleja!

Hoy solo he venido a despedirme, no de mi, sino de aquello. Hay límites y no aceptaré otra vez el antónimo; no hablaré al viento de nuevo, ni esconderé entre letras el acertijo de mis pasiones, la carne ya no me hace gracia, perteneces a las obscuridad y yo no quiero ir allá. Quiero empezar a vivir. La sangre me marcó, pero ya no me asusta como antes, hay otra sangre que me salva. El obscurantismo ha llegado, si, ahora, y yo no me voy a camuflar, ni caeré en la lascivia de sus abominaciones. Me despido de ti, Dios los ayude, lo que es yo seré luz, y daré mi sangre, que es mi vida, cada día.

...aprendiendo a amar.

Fin