Mary

Soy una hija de Dios, psicologa supongo, pero guida por las pautas divinas de la creación. Solo quiero registrar el proceso, las curvas, el pulso de lo que va creciendo dentro de mi, y lo que va de-creciendo. Porque al final llegaré a una gran conclusión, pero no tendrá valor si olvido el camino recorrido, las piedras, los puentes, los amigos...el proceso. Todo comenzó...cuando nací de nuevo:

jueves, marzo 09, 2006

“Algo me convence cuando detecto su veracidad”

Conversaba con mi papá acerca de los motores del hombre. Concluimos que era el miedo, el odio y el amor (otro día hablo de eso). Y surgió, para variar, el tema de lo cierto, la verdad. En general, él me decía que el problema es cuando algo se considera como cierto, cuando creo que mi punto de vista es el cierto. Al conocer otra perspectiva de un mismo asunto, se acaba el problema, porque es una nueva perspectiva y se olvida la anterior. Y yo pensaba, que en realidad sí es peligroso creer que la propia perspectiva es cierta, pero ¿acaso no es importante "lo cierto"?
Creo firmemente, que hay una perspectiva que es la verdadera, en cualquier asunto, una que es tan innegable que convence y se reconoce como certera y que alivia. Más aún, creo que estamos capacitados para reconocerla, intuitivamente si se quiere.
Frente a un problema, por ejemplo, la mente se cierra en una sola explicación y se cree que es la verdadera, surge entonces la tan conocida des-esperanza. Hasta que gracias a una conversación interesante, una revelación especial, que se yo, la persona es capaz de visualizar otras perspectivas, una nueva explicación para el problema, y ¡eureka! Ya no todo es tan negro. Ahora es plomo.
Sin embargo, no todas las nuevas explicaciones convencen ¿por qué?. Siempre hay una, una especial que “hace sentido”, más que las otras, una que reconocemos como innegable (luego de cuestionarla, por supuesto) y por lo mismo la aceptamos.
Son las VERDADES. Algo me convence porque detecto su veracidad. Es cierto que hay quienes tienen la conveniente costumbre de autoengañarse constantemente para satisfacer ciertas necesidades, pero incluso así, su decisión de negarse (si es que se logra ser mínimamente conciente del autoengaño) ante lo que parece innegable, responde a una verdad, la verdad de que hay necesidades prioritarias en cada persona, y de que nadie puede contradecirse consigo mismo. Entonces, si para suplir una necesidad prioritaria en mi vida, necesito negar una verdad, lo haré sosteniendo “mi verdad” a base de “mentiras”, cegándome a “la verdad”. A veces nos resistimos a lo que es mejor para nosotros y cuando nos aferramos o buscamos seguridad en un fraude, debemos apoyarnos en mentiras para mantener ese hábito. Y siempre habrá convenientes alternativas de las cuales podemos echar mano, y que simulan satisfacer nuestras necesidades internas. Estas necesidades pueden ser de diversa índole: de admiración, de afecto, de no contradecirse, de mantener el control, de no ser criticado, de no desentonar frente a los demás, de ser necesitado, de ego, en fin, puras mentiras, ídolos a los cuales nos aferramos, pues hay una necesidad mayor, que si se suple, se suplen con ellas todas las demás. Es la necesidad suprema que ningún ser humano puede negar, la necesidad que completa la existencia y la convierte en vida, es la necesidad de adorar, de adorar al Único y verdaderamente digno de adorar, y en quien se cumple el objetivo de la adoración. La necesidad de la divinidad VIVA.
Creo en una única respuesta, para todo: Dios.

miércoles, marzo 08, 2006

Que decepción

Fué un balde de agua fría. Solo quisiera desahogar mi tristeza; y es tan frecuente, la des-ilusión, que ilusa, creer que alguien es quien parece, sabiendo ¡sabiendo! que en realidad era quien mi "sentido de la verdad" me decía. Y luego...conocer de casualidad el otro lado, lo peor, fue de casualidad, un pequeño destello de verdad, luminoso y suficiente.
Ya es suficiente.