No se cómo empezar. Fue solo un campamento.
Fuí invitada como expositora por Cristian Ortúzar de la 1a Iglesia Bautista de Puente Alto, el tema era la autoestima y el taller se tituló "La verdad os hará libres". ¿Cómo iba a imaginar que era yo la que saldría libre?
No muchos saben lo que ha pasado conmigo este último año. Muchos menos aún saben lo que ha pasado por mi mente, lo cerca que he estado de irme lejos. Pero El lo sabe todo, incluso más que yo...y me lo dijo en este campamento: Yo había perdido mis sueños. Lo que antes me apasionaba, mis metas, mis sueños, ya no eran tal; solo los miraba con melancolía, como algo perdido, porque ya no tenía fuerzas para seguir.
Sí tengo el Espíritu Santo ¿sabes porqué? Porque Dios mismo me fue a buscar, Dios mismo me llevó a donde ya no quería ir más...porque no fuí yo en absoluto. Fué El.
Conocí a las personas tal vez más hermosas que he conocido en mis 5 años de cristiana. A las más dulces, las más puras, tanta pureza me hizo llorar, llorar y llorar. Vi a Dios.
Y El me devolvió mis sueños.
La pureza de niño fue capaz de romper un muro, uno que se hacía cada vez más fuerte, y que me hacía cada vez más débil.
El me demostró que aunque yo había renunciado, El nunca se olvidó de aquello que yo tanto anhelé desde que lo conocí, de aquello para y por lo cual vivía...y que se había muerto.
El me devolvió la capacidad de soñar, otra vez.
¡¿entendiste?! ¡¡FUE EL!! ¡¡SU Espíritu!!
Hay personas que pueden restaurar una vida, hay otras que pueden destruirla por completo; hay corazones tan sencillos que pueden derribar fortalezas con una sola palabra, y hay corazones tan arrogantes que pueden endurecer todo lo que tocan. Los unos y los otros vienen de parte de Dios, ambos son instrumentos en sus manos. He conocido a cada uno y lo agradezco, porque ahora si que soy libre. El conocimiento trae libertad.
Agradezco a Dios por las vidas que conformaron Sus manos, por los corazones que conformaron Su boca, por los pequeños cuerpos que conformaron Sus fuertes brazos, y por los ojos que me revelaron Su mirada, su tierna mirada.
Gracias doy a Dios por el Cuerpo de Cristo, que restauró mi vida.
Simón, Jaime, Denise, Johana, Mónica...son algunos de los nombres que no olvidaré.
Y fue solo un campamento...
..Gracias Papá